La interacción entre las células inmunitarias puede contribuir a la aparición de la EM
Un nuevo estudio ha demostrado una interacción entre dos tipos de células inmunitarias que pueden contribuir a la aparición de la EM.
Last updated: 24th October 2018
La investigación de la EM aún no ha descubierto la función de diferentes partes del sistema inmunológico en la EM. Sin embargo, como resultado de un nuevo estudio, los científicos han descubierto una interacción compleja entre las células B y T que puede contribuir a la aparición de la EM.
El sistema inmunológico es como un ejército bien organizado, con diferentes divisiones (por ejemplo, aire, tierra y mar) cada una de las cuales desempeña su propia función. En el sistema inmunológico, estas divisiones son las células B y T, que se pueden dividir en grupos más especializados.
En la EM, este gran ejército se confunde y piensa que algunas partes del cuerpo son invasores extranjeros y, por lo tanto, las ataca. No se conoce a ciencia cierta la forma en que esto sucede. Se ha realizado un estudio de gran importancia para descubrir con exactitud qué es lo que se desalinea y hace que el sistema inmunológico converja y ataque al cerebro y la médula espinal.
Se sabe que varios genes de riesgo de la EM desempeñan una función en el sistema inmunológico, en particular, un gen de alto riesgo conocido como HLA-DR. Un gran número de células inmunitarias utilizan este gen para indicar los objetivos que el sistema inmunológico ha de atacar. La célula presenta el llamado invasor en su superficie celular, mostrando al resto del sistema inmunológico el objetivo que debe atacar y, por lo tanto, preparando al sistema inmunológico para luchar contra el invasor.
Uno de los tipos de célula que lleva a cabo este proceso es una célula B. Una vez que la célula B encuentra un invasor, lo descompone y utiliza los genes HLA-DR para presentar a dicho invasor en su superficie celular. Generalmente, las células B no se han considerado células impulsoras en la EM. No obstante, con el reciente éxito de tratamientos dirigidos a las células B como Ocrevus, ha quedado claro que estas células también desempeñan un papel de importancia. Sin embargo, siguen existiendo interrogantes acerca del papel exacto de cada tipo de célula y de cómo influyen en la aparición de la EM.
Estudio de células inmunes
En un estudio reciente, publicado en la prestigiosa revista Cell, un grupo de científicos analizó las células inmunitarias (tanto las células B como las células T) de la sangre en personas con EM y sin EM, y determinaron si estaban activas y se multiplicaban incluso sin existir infecciones (es decir, donde no hay invasores a los que atacar). Los resultados indicaron que las personas con EM eran más propensas a tener células inmunitarias activas y en aumento, y que esto ocurría en mayor medida que en personas con otras afecciones inmunitarias, como la psoriasis o la enfermedad de Crohn.
Seguidamente, los científicos analizaron qué tipo de células inmunitarias se multiplicaban y parecían estar activas. Descubrieron que alrededor del 25 % de estas células eran células B y aproximadamente el 45 % eran células T. Para identificar la función de las células B, las eliminaron en laboratorio y examinaron el impacto que ello tenía en las células T. Los resultados mostraron que las células B enviaban señales a las células T para que estuvieran activas, como si estuvieran comunicando a las células T que el cuerpo estaba sufriendo un ataque, a pesar de que no existía ninguna infección.
Además, los científicos demostraron que las células inmunitarias que tenían una mayor cantidad del gen de la EM conocido como HLA-DR eran más propensas a estar activas y a multiplicarse. Como se ha mencionado anteriormente, el HLA-DR se encuentra de las células B y ayuda a enviar señales a las células T para que se activen. Cuando los científicos bloquearon esta señal, fueron capaces de detener la activación de las células T, demostrando una de las formas en la que este gen de riesgo desempeña un importante papel.
Estructuras proteicas
Al no existir ninguna infección, los científicos se seguían preguntando qué era exactamente lo que las células inmunitarias atacaban. Al examinar las proteínas de la superficie de las células T, que se encuentran en la sangre, los científicos demostraron que estas células T activadas reconocían las estructuras de proteínas producidas por las células B, así como las células nerviosas del cerebro. Esto puede significar que, cuando las células T perciben esta proteína en las células B, deciden que es un enemigo y le envían una señal a todo el sistema inmunológico para que lleve a cabo un ataque. Como la proteína es producida por las células nerviosas, si estas células entran en el cerebro, reconocerán entonces la misma proteína en las células del cerebro y las atacarán, pensando que son enemigos.
Este es un estudio muy completo, que ha definido algunas de las funciones de diferentes células y moléculas del sistema inmunológico en la EM. Establece una relación con el papel de uno de los principales genes de riesgo de la EM y explica cómo las diferentes fuerzas del sistema inmunológico pueden interactuar para originar la respuesta inmunitaria que se puede observar en la EM. Si podemos bloquear la forma en que se coordina el sistema inmunológico, esto puede tener un efecto similar al de interrumpir las comunicaciones de las diferentes divisiones de una acción militar, evitando así el ataque coordinado que conduce a la EM.
Agradecimiento a MS Research Australia – proveedor principal de resúmenes de investigación en nuestro sitio web.