El ensayo con un antihistamínico muestra que es posible reparar la mielina
El antihistamínico clemastina puede favorecer la reparación de la mielina en la EM
Last updated: 6th November 2017
Se ha realizado un pequeño ensayo clínico con fumarata de clemastina, una medicación común para la alergia, que se dispensa sin receta, en personas con EM y ha arrojado pruebas fascinantes de reparación de la mielina.
Los resultados del ensayo, realizado por el Dr. Ari Green, el Profesor Jonah Chan y sus colegas de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), se publicaron la pasada semana en la prestigiosa publicación médica The Lancet.
Los efectos clínicos observados en el ensayo fueron modestos, pero es la primera vez que un ensayo sobre la reparación de la mielina ha mostrado su eficacia en personas con EM.
En la EM, las vainas de mielina que recubren las fibras nerviosas del cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos están dañadas por el sistema inmune. La mielina ayuda a los nervios a transmitir sus señales eléctricas de un modo rápido y eficaz. El daño en la mielina ralentiza drásticamente las señales, provocando numerosos síntomas neurológicos de EM.
La clemastina se identificó como un tratamiento potencial para reparar la mielina en un importante estudio publicado en 2014 por el Profesor Chan y sus colegas. Desarrollaron un innovador test de diagnóstico de alto rendimiento que permitía procesar miles de moléculas del fármaco a la vez para ver si alguna era capaz de favorecer el crecimiento de la mielina en el laboratorio.
Este enfoque para identificar y «re-destinar» fármacos existentes se ha visto como un modo de acelerar el desarrollo de fármacos para la reparación de la mielina y la enfermedad progresiva ya que estos fármacos ya se han probado para conocer su seguridad y han sido aprobados para otras enfermedades.
En el ensayo clínico, se trató a 50 personas que habían padecido EM durante entre 5 y 15 años, con un diseño de estudio «cruzado». 25 personas recibieron comprimidos de clemastina durante 90 días y después un placebo o comprimido falso durante 60 días. El segundo grupo recibió el placebo durante 90 días y después clemastina durante 60 días. Los participantes y los doctores no sabían qué medicación estaban recibiendo, para evitar sesgos en los resultados. El 92 % de los pacientes continuó con sus tratamientos inmunomoduladores habituales para la EM durante el ensayo pero no se les permitió tomar otros fármacos que pudieran afectar a las señales nerviosas o repararlas, como fambridina o biotina.
Los investigadores utilizaron un test de velocidad de conducción nerviosa conocido como Potenciales Evocados Visualmente o PEV, para evaluar si el fármaco estaba funcionando. Este test utiliza patrones para estimular los nervios en la retina del ojo.
En el primer grupo, la velocidad de transmisión del nervio fue notablemente mayor tras el tratamiento con clemastina que el observado al inicio del ensayo y en comparación con los participantes que recibían placebo. Este resultado también duró a lo largo del periodo en que estuvieron recibiendo el placebo. Se observaron resultados similares en el segundo grupo, con un incremento de la velocidad de transmisión nerviosa tras la administración de clemastina. Estos resultados indican que la reparación de la mielina había tenido lugar, ya que la mielina ayuda a los nervios a transmitir las señales más rápidamente.
Sin embargo, un análisis clínico para medir la agudeza visual, la capacidad para leer números o letras en condiciones de bajo contraste, también pareció mostrar una mejoría importante, pero no logró la importancia estadísticamente relevante necesaria para que los investigadores confiasen en el resultado.
Las mediciones por resonancia magnética para visualizar la mielina intacta en el cerebro no fueron capaces de mostrar diferencia alguna tras el tratamiento con clemastina ni se observaron mejorías en la capacidad para caminar.
Una preocupación sobre el fármaco fue que también pudiera tener efectos adversos sobre la cognición (capacidad para pensar) ya que fármacos similares habían demostrado influir negativamente en el pensamiento en las personas mayores. Una prueba sobre la capacidad para pensar utilizada en el ensayo no mostró ningún efecto de la clemastina en la cognición en personas con EM.
La clemastina es un antihistamínico antiguo, y como muchos otros medicamentos de este tipo, puede causar somnolencia. El aumento de la fatiga con el tratamiento activo fue el efecto secundario más común padecido por los participantes.
La dosis de clemastina utilizada en el ensayo fue mayor de la recomendada para el tratamiento de la alergia, y será necesario profundizar para averiguar cuál era la mejor dosis para reparar la mielina, cuánto debería durar el tratamiento y los plazos óptimos de tratamiento durante el curso de la enfermedad.
Estas preguntas necesitarán una respuesta a través de estudios clínicos futuros, pero estos resultados tan prometedores aportan la primera prueba de que un fármaco puede estimular la reparación de la mielina en personas con EM.