¿El ejercicio puede reducir la progresión de la esclerosis múltiple?
Los ejercicios de resistencia aumentan el grosor de la corteza cerebral en algunas personas que padecen EM
Last updated: 1st September 2021
Se ha demostrado que distintos tipos de ejercicios mejoran la fortaleza muscular, la calidad de vida, las capacidades cognitivas, la fatiga y el estado de ánimo en la EM. Sin embargo, existen muy pocas pruebas de que el ejercicio ayude a reducir la atrofia cerebral o la progresión de esta enfermedad.
En este reducido estudio publicado en la revista Multiple Sclerosis Journal, científicos de Dinamarca y Alemania se pusieron manos a la obra para investigar los efectos del entrenamiento de resistencia a largo plazo sobre los resultados de resonancias magnéticas, mediciones clínicas y mediciones notificadas por los pacientes en personas que padecen esclerosis múltiple recurrente remitente.
El entrenamiento de resistencia, también denominado entrenamiento de fortalecimiento o con pesas, es una forma de ejercicio físico donde de forma voluntaria se pone a «trabajar» a los músculos esqueléticos o se les hace entrar en contacto contra otra fuerza como una pesa u otro tipo de resistencia, como una correa. Es diferente del ejercicio aeróbico o cardiovascular, donde lo que se ejercita principalmente es el corazón y los pulmones.
En este estudio, se sometió a un entrenamiento de resistencia supervisado a dos grupos de personas con esclerosis múltiple recurrente remitente de Dinamarca, que también tomaban el medicamento para la EM interferón beta (IFN-β). El primer grupo realizó el entrenamiento durante 24 semanas y después se le permitió realizar ejercicios autodirigidos durante otras 24 semanas. El segundo grupo no cambió su estilo de vida durante las primeras 24 semanas y, posteriormente, en las 24 semanas siguientes, comenzó con el entrenamiento de resistencia supervisado. Las sesiones de entrenamiento supervisado se realizaron dos veces en semana y consistieron en ejercicios de la parte superior e inferior del cuerpo.
Ambos grupos mostraron una mejora de puntuación en la escala funcional compuesta de esclerosis múltiple (MSFC) tras el entrenamiento supervisado, la cual se mantuvo después de las 24 semanas de entrenamiento autodirigido del primer grupo. La MSCF mide la función de piernas y brazos, así como las capacidades cognitivas y mentales. En contraposición, no se observó ninguna mejora en la medición estándar de la discapacidad, conocida como la escala EDSS, utilizada por los neurólogos.
En las resonancias magnéticas realizadas se identificaron nuevas lesiones en el cerebro y la médula espinal en ambos grupos, aunque el volumen total combinado de lesiones no aumentó. En la EM se prevé un aumento del tamaño de las lesiones existentes con el paso del tiempo, lo que no se observó en este estudio. Este resultado indica que el entrenamiento de resistencia puede provocar una estabilización o reducción de las lesiones identificadas anteriormente, aunque no impide la formación de otras nuevas.
Sin embargo, los resultados más sorprendentes se detectaron al evaluar el volumen de las diferentes partes del cerebro. Aunque el entrenamiento de resistencia no parecía haber influido en el volumen cerebral total, los investigadores advirtieron un cambio significativo en el grosor de la parte más externa del cerebro, la corteza, en algunas personas que padecían EM. Esto sugiere que el ejercicio tuvo un efecto neuroprotector o incluso regenerativo en esta parte del cerebro.
En este estudio preliminar, el entrenamiento de resistencia demostró mejorar el movimiento, las capacidades mentales y la medición de la discapacidad, así como reducir la pérdida de volumen cerebral en determinadas zonas del cerebro. Sin embargo, en el análisis de estos resultados debe considerarse el hecho de que en el estudio solo participaran 29 personas con una puntuación baja de discapacidad y en una fase temprana de desarrollo de la enfermedad.
Suele aconsejarse a las personas que padecen EM que realicen ejercicio de forma regular para ayudarles a controlar su enfermedad y mantener la función física. Estos prometedores resultados, de confirmarse en estudios más extensos y amplios, apuntan a que el entrenamiento de resistencia puede ayudar a ralentizar la progresión de la EM en determinadas personas.