Terapias alternativas: necesidad de recabar más datos
Un estudio muestra que aún tienen que probarse las terapias complementarias para la EM
Last updated: 5th September 2017
Escriba las palabras «terapias alternativas» y «esclerosis múltiple» en Google y aparecerán miles de artículos. Probablemente muchas personas que padecen EM lo hayan hecho, ya que algo más del 50 % ha manifestado haber hecho uso de medicinas complementarias y alternativas durante el último año. Es por tanto importante entender si estas terapias funcionan y cómo lo hacen, si son seguras y si pueden interferir o interactuar con las terapias convencionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las medicinas complementarias y alternativas como «un amplio conjunto de prácticas sanitarias que no forman parte de la tradición del país y no están integradas en el sistema sanitario principal». Abarca dietas, ejercicios, otros fármacos como el cannabis y algunas terapias psicológicas.
En un estudio publicado en la Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, realizado por el Dr. Suzi Claflin, la catedrática adjunta Ingrid van der Mei y el catedrático Bruce Taylor del Menzies Institute for Medical Research de Australia, los autores llevaron a cabo un exhaustivo análisis de los estudios científicos publicados sobre las medicinas complementarias y alternativas. Su objetivo era investigar los efectos de las medicinas complementarias y alternativas sobre la EM. Concluyeron que solo un pequeño porcentaje de los estudios estaba bien diseñado y utilizaba métodos científicos sólidos.
Los autores, a principios de 2017, utilizaron la base de datos Pubmed online, donde se encuentran catalogados los artículos de investigación publicados, para localizar estudios sobre el uso de medicinas complementarias y alternativas para la EM. Encontraron 1.916 estudios. De ellos, solo 38 estudios cumplían los criterios para ser incluidos en el análisis, es decir, tenían un diseño similar al utilizado para probar nuevos medicamentos u otros tratamientos convencionales. Estos 38 estudios investigaban principalmente los efectos del cannabis, la dieta y los suplementos, el ejercicio y los enfoques psicológicos para tratar la EM.
La deficiencia constatada de forma más sistemática en los estudios sobre estas medicinas era el bajo número de personas participantes en ellos. Este hecho podría provocar un sesgo en los resultados estadísticos que conduciría a un resultado falso que, en realidad, podría deberse a otros factores o simplemente a la casualidad.
Otro problema común era la falta de «enmascaramiento». Esto significa que tanto los participantes del estudio como los investigadores que realizaban las mediciones y evaluaciones tenían conocimiento de si estaban recibiendo un tratamiento activo o un placebo (tratamiento simulado). Este hecho puede provocar problemas en un ensayo, ya que puede afectar al comportamiento y las expectativas tanto de los participantes como de los investigadores y puede conducir a resultados sesgados.
Asimismo, muchos de los estudios utilizaban diferentes mediciones de los resultados de salud para identificar los efectos de un tratamiento. Esto dificulta en gran medida la comparación de los estudios y la constatación de si sus resultados son coherentes y reproducibles.
La American Academy of Neurology llegó a las mismas conclusiones en un estudio similar publicado en 2014.
Ambos informes sugieren que el uso de cannabis y los tratamientos psicológicos pueden mejorar resultados de salud específicos, sin embargo, se constató que la mayoría de los resultados de otros tipos de medicinas complementarias y alternativas no eran concluyentes.
Estas conclusiones son decepcionantes ya que muchas personas que padecen EM consideran que las medicinas complementarias y alternativas pueden ayudarles a tener un mayor control y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, en palabras de los autores: «Esto no significa que las medicinas complementarias y alternativas no tengan ningún efecto sobre la EM, sino que actualmente no existen pruebas científicas rigurosas que apoyen su uso».
Los autores proponen que una solución podría ser establecer un grupo de ensayo de medicinas complementarias y alternativas dentro de la comunidad científica dedicada a la EM para llegar a un consenso sobre diseños de estudio y mediciones de resultados uniformes que ayuden a mejorar la calidad de las pruebas obtenidas.
La EM es una enfermedad muy diversa y la experiencia individual de cada persona es diferente. Si se está planteando recurrir a una medicina complementaria o alternativa en vez de un tratamiento convencional, o en combinación con el mismo, le aconsejamos que lo hable con su médico.